La Primera Clase de Taichi

Entrevista a José Kutos, publicada en la Revista Todo en Domingo, Nº 432, Enero 2008, por Débora Ilovaca.

Iniciarse en la práctica de una actividad física es un viaje de conocimiento personal y corporal, sobre todo si se trata de disciplinas nunca antes exploradas. Entérese sobre qué se puede esperar en una primera clase de Taichi.

Los brazos danzan pausadamente. Suben, bajan, se entrelazan, envuelven el aire, giran, se estiran, se encogen, se abren, se cierran. El cuerpo los acompaña en cada movimiento. Danza con ellos, se enamora de ellos. Ambos bailan con el Chi: la Energía. La sacan de su centro, el Tan Tien, esa zona ubicada cuatro dedos debajo de cualquier ombligo, y la distribuyen por todo el cuerpo. La ponen en movimiento con cada respiración. La hacen danzar. Y ella, como buena pareja, se deja llevar. Se hace sentir: en cada vena, en cada arteria, en cada órgano. Se vuelve río, espuma, corriente vivaz. El Chi te recorre. Te conecta con tu Centro. Te activa.

La columna vertebral nunca cede: se mantiene estática, erguida, perpendicular al piso. “Uno, vertical, Dos, vertical. Tres, vertical”, repite el Maestro de la Asociación Pachi Taichi Chuan, José Kutos, mientras danza. Su cuerpo se mueve con tal gracia que parece un cisne, una mariposa. “La columna siempre está vertical, aunque no lo parezca”. El resto del cuerpo fluye. Se desplaza en cámara lenta para equilibrar el Yang con el Yin: lo Masculino con lo Femenino, lo Brillante con lo Opaco, el Sol con la Luna, el Cielo con la Tierra. El Sifu José Kutos explica que la salud física, mental y espiritual dependen del equilibrio del Chi. Y que cada dedo de la mano, contando del pulgar al meñique, representa un órgano: Bazo, Hígado, Corazón, Pulmones, Riñones. Y una emoción: Obsesión, Rabia, Histeria, Tristeza, Miedo.

Para trabajarlos a todos, la mano se abre, se eleva un poco, se llena de aire y se cierra hacia abajo como el pico de un tucán. Las piernas descansan levemente flexionadas. La columna continúa recta. La pelvis es un perfecto centro. Es aquí cuando la energía del mundo baja desde el cielo y nos atraviesa en una perfecta vertical: entra por Ba Hui (en la Fontanela, punto superior y central de la cabeza), baja por la columna, sale por el Fuen In, en el Perineo, y llega al centro de la Tierra. El Taichi lo equilibra todo: mente, cuerpo, espíritu. Es un viaje marcial hacia la paz interna. Hacia uno mismo. Hacia la felicidad.

El día siguiente: Luego de hacer Taichi, especialmente si tenía tiempo sin ejercitarse o si jamás en su vida ha hecho ejercicio, puede sentir dolores musculares en brazos y piernas. Una vez que lo practique con regularidad, todas las molestias desaparecen.

¿ Qué se logra con el Taichi ?

  • Los músculos se tonifican y se hacen más flexibles
  • Se duerme mejor
  • Su sistema inmunológico se fortalece
  • Su cuerpo se llena de energía
  • Equilibra sus emociones
  • Sus sistemas circulatorio, respiratorio, endocrino y digestivo, trabajan mejor

Frecuencia óptima de práctica: Tres veces por semana

¿Cuándo se ven los resultados? Luego de tres meses de práctica

Motivos para practicarlo:

  • Ayuda a crecer espiritual y personalmente
  • Enseña a manejar el estrés.
  • Se aprende a controlar las emociones.
  • Permite conseguir armonía interior en todos los aspectos de la vida.

¿Dónde se practica? En la Asociación Pachi Taichi Chuan, Coklegio Teresiano, Av. Santa Teresa de Jesús, desde la Av. Blandín, 300 metros al norte del Centro Comercial San Ignacio, La Castellana, Caracas. Teléfonos: (0212) 235-8303 y 0414-326-0149.

Vestimenta: La ropa para practicar Taichi debe ser holgada, cómoda y de fibras naturales, tales como el algodón 100%. Nada de lycra. Un mono, una franela y un par de zapatos deportivos.

 

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