La gran mayoría de las personas tienen posturas inconvenientes, tanto a nivel físico como mental, así como hábitos contraproducentes para la salud en cuanto a la respiración, la alimentación, la forma de caminar, fundamentalmente a causa de su desconocimiento o falta de conciencia sobre la importancia de estos aspectos para la vida.
Al practicar TAICHI, la postura física se endereza y adopta un mayor equilibrio en base a centrar el cuerpo en torno a un eje vertical, el cual mejora la manera de «ubicar» la columna vertebral en el movimiento (caminar, por ejemplo); adoptar una postura sentada para trabajar, leer; o presenciar un espectáculo (tanto en un escenario público como en su propia casa frente al televisor).
Por otra parte, se aprende a respirar con mayor profundidad, permitiendo una limpieza sistemática del sistema respiratorio, una mayor calma para facilitar el pensamiento positivo y una disminución en las angustias que agobian a la persona en su diario vivir.
La práctica del TAICHI mejora asimismo la capacidad de concentración en aquellos aspectos más importantes de la actividad diaria, produciéndose un filtro de los eventos y pensamientos que generalmente nos quitan energía al dedicarles tiempo y pensamiento que podríamos utilizar para asuntos más beneficiosos para nuestro desarrollo personal. Esto se logra como resultado de la atención que propicia esta práctica, al lograr que pensamiento, mirada y fluir del movimiento se unifiquen en la dinámica de las posiciones corporales que se adoptan en la secuencia de los movimientos y posturas que componen la práctica de este estilo de artes marciales.
Finalmente, se desarrolla una mayor sensibilidad frente a los estímulos externos, como por ejemplo advertir las necesidades somáticas más nítidamente y percibir la necesidad de consumir los componentes alimenticios que más convienen al organismo en ese momento (frutas, vegetales, proteínas, etc.).