La práctica de este estilo contribuye a lograr una mejora paulatina en la salud física y mental del practicante, mediante la adecuada circulación y el desarrollo equilibrado de la energía personal. Con la realización de los movimientos se trabajan todas las articulaciones y músculos del cuerpo, incluso aquellos que usualmente no utilizamos en nuestras actividades diarias.
En realidad es como si se efectuara una especie de «masaje interno» a los órganos de nuestro cuerpo, lo cual mejora su funcionamiento y facilita el correcto desempeño del sistema fisiológico en general.. Por otra parte, el hecho de realizar movimientos coordinados y de un alto contenido de equilibrio físico, permite complementar lo que se está logrando internamente con un beneficio a la salud física en general, así como a la actividad mental en cuanto a su capacidad para pensar con mayor claridad e incrementar los niveles de creatividad.
Por otra parte, la práctica constante del TAICHI ayuda a despertar gradualmente en el cuerpo la capacidad de respuesta ante ataques externos, ya sea los que pretendan afectar nuestra integridad física como los que intenten socavar nuestra integridad mental.
Nuestro diario vivir nos hace entrar en contacto con otras personas en reuniones de trabajo, en «negociaciones» con un fiscal de tránsito, un trámite en una oficina gubernamental, un caucho quemado por encapuchados. Otras veces nos sumimos en el sopor televisivo o en una discusión estéril con un familiar o un amigo.
Estas situaciones, en general, nos quitan días de vida, porque afectan nuestro organismo, cuerpo y mente, alterando el ciclo vital de nuestras células y contribuyendo a su envejecimiento prematuro.
Con la práctica regular del TAICHI se logra un mayor equilibrio energético interno, que propicia un mejor cuidado de los órganos y una menor alteración de las condiciones básicas para mantener una vida más saludable, contribuyendo así con días de vida adicional a nuestra existencia.