¿Quiénes pueden practicar Taichi?

Para practicar TAICHI no importa la edad ni el estado de la salud y lo pueden hacer personas que deseen mejorar su cuerpo, aclarar su mente y fortalecer su espíritu, como forma de aumentar su rendimiento en su trabajo, mejorar las relaciones personales en el ámbito de su familia y amistades; y ampliar su perspectiva de la vida.

Desde hace cientos de años este estilo de arte marcial ha sido practicado por niños, en quienes se les ha podido detectar mejora en su rendimiento escolar, un manejo más equilibrado del gran caudal de energía que tienen a esa edad y una mayor capacidad para enfrentar los retos de la vida.

En los jóvenes, la práctica del TAICHI les permite desarrollar una mayor disciplina para ser aplicada en su rendimiento académico y en otros órdenes de su vida, así como una mayor tolerancia para relacionarse con los demás, cuando a esa edad se presentan, en general, algunas dificultades de identificación con las figuras materna y paterna, que los hacen irritables y un poco agresivos, lo cual en algunos casos, los conducen a relaciones y actividades indeseables.
En los adultos, esta práctica les facilita enfrentar sus responsabilidades en la vida, particularmente las relacionadas con el trabajo y la familia, propiciando una mejora evidente en su forma de relacionarse tanto con sus superiores como con sus subalternos; así como una manera más equilibrada y afectuosa de comportamiento en el ámbito familiar.

Para los ancianos, el TAICHI les permite retrasar el normal deterioro de su cuerpo, retardando la aparición de enfermedades asociadas con la vejez (artritis, dolores de columna, etc.) y canalizar mejor las inquietudes y sentimientos que se presentan a esta edad (soledad, miedo a la muerte, baja autoestima, percepción de que no sirven a su familia y a la sociedad, etc.).
adicional a nuestra existencia.

Hasta las embarazadas pueden y deben practicar Taichi. Los niños desde los cinco años, adultos y ancianos de cualquier edad. No requiere una resistencia física especial, no cansa, tan sólo hace falta paciencia y tesón.

Las personas muy nerviosas puede que no logren concentrarse al principio y que les parezca aburrido, pero si superan esta barrera inicial, agradecerán después la relajación que obtienen en su mente y la flexibilidad que adquieren en su musculatura, acostumbrada a estar en constante tensión.

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